La proactividad es una de las cualidades que las compañías valoran cada vez más.
De hecho, actualmente son pocas las ofertas de empleo en las que no se pida que el candidato sea proactivo.
Pero, ¿qué significa ser una persona proactiva? ¿qué se necesita para ser proactivo? ¿Y por qué es tan importante en el mercado laboral actual?
Para que tengas una idea, la proactividad está estrechamente relacionada con el éxito empresarial, de ahí su relevancia actual.
¿Quieres saber más? Te contamos todo lo que debes saber sobre la proactividad laboral más la forma para convertirte en una persona más proactiva. ¡Comencemos!
¿Qué es la proactividad?
Para entender bien, primero debes conocer qué es ser proactivo.
En la RAE, el significado de proactivo describe a una persona que
“toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos”.
Eso deja claro que la proactividad es una actitud (o comportamiento). Y por tanto, se puede aprender o mejorar en la práctica — pronto te mostramos cómo —.
¿Y en qué consiste realmente? Depende del contexto. En el ámbito laboral, por ejemplo, la proactividad es la actitud que implica tomar el control de la situación y decidir qué hacer para lograr objetivos o predecir posibles problemas.
¿Cómo actúa una persona proactiva?
- Es alguien que no se detiene a quejarse de los problemas, busca soluciones que puedan mejorar la situación.
- Tampoco espera que las cosas sucedan mágicamente, hace que sucedan.
- Si nota que algo falla, actúa para corregirlo.
Es decir, no espera a que la solución caiga del cielo, ni que otro le diga que hacer o que las cosas empeoren: toma decisiones para mejorar situaciones o prevenir incidencias.
La persona proactiva siempre va un paso adelante de todos porque siempre está centrada en lo importante, ¿concretamente? En hacer que las cosas sucedan.
En cambio, la persona reactiva hace todo lo contrario: se desconcentra, no propone, no toma la iniciativa, no emprende acciones, depende de las órdenes de los demás, etcétera.
Por cosas como estas los proactivos siempre son los principales candidatos para los ascensos, ese es el fruto de su esfuerzo.
¿Cómo identificar a una persona proactiva?
Si alguien es o no proactivo lo dice su actitud, porque una persona realmente proactiva reúne las siguientes características:
1. Tiene iniciativa propia
No se queda solamente con las directrices dadas por un superior, se mantiene buscando/ejecutando ideas que puedan mejorar el rendimiento o calidad de su actividad.
Además, se le distingue por una gran determinación que le permite sacar adelante sus proyectos o los de la empresa, independientemente de las circunstancias.
Y, trabaja arduamente en impedir complicaciones que puedan afectar el fluir de los procesos, bien sea informando a un superior o actuando por cuenta propia.
2. Está a favor del cambio
No le teme a los cambios, los abraza. Es más, inicia o empuja el cambio.
¿La razón? Para la gente proactiva el cambio es algo positivo: prácticamente, como una oportunidad para progresar e innovar. Y es cierto.
Para desenvolverse en un entorno laboral tan cambiante como el actual, resulta fundamental ser receptivo a los cambios. Recuerda: el que se queda atrás hoy en día, pierde, sin excepción.
3. Muestra un gran sentido de la responsabilidad
Es una persona extremadamente preocupada en cumplir con los objetivos en el plazo estipulado. Y, a diferencia de muchos, sin necesidad de que un supervisor le ande correteando cada cuando.
Además, no espera que le den tareas o encargos, las pide o decide en qué invertir su tiempo libre (por ejemplo, planteando acciones que puedan mejorar
Incluso, no se detiene ante cualquier imprevisto, trabaja para solucionarlo lo más pronto posible a fin de seguir con sus labores.
4. Tiene una excelente visión a futuro
Su principal habilidad es ‘predecir los problemas’, lo que supone anticiparse a futuras complicaciones o necesidades, ¿el motivo? Impedir, o al menos, saber cómo sobreponerse a esas adversidades para alcanzar los resultados deseados.
Y, para eso debe estar siempre pensando a corto o mediano plazo, pero sobre todo, planificando cuidadosamente cada una de sus acciones.
5. Sabe controlar su actitud y emociones
El proactivo nunca se deja llevar por las circunstancias, sabe cómo frenar sus impulsos.
Incluso, conoce cómo manejar adecuadamente sus emociones o sentimientos sin importar la situación en que se encuentre. Precisamente por ello, es que siempre suele pensar o expresarse de forma positiva, en vez de quejarse por cualquier cosa.
La actitud proactiva se reconoce además por ver a las situaciones complicadas como una oportunidad para aprender, mejorar y crecer.
6. Toma los fracasos o críticas como una oportunidad para mejorar
El proactivo jamás reconocerá el fracaso como una derrota. Sino más bien, como una oportunidad de aprender de sus errores y empezar de nuevo con más experiencia.
Porque como decía Henry Ford:
«El fracaso es la oportunidad de empezar de nuevo, con más inteligencia».
Henry Ford
Además, si es una persona realmente proactiva también sabrá aceptar las críticas de los demás sin problemas. Y es que cualquier fracaso, crítica (constructiva) o consejo le es bienvenido.
¿Cómo afecta la proactividad a un entorno de trabajo?
Se dice que para que una empresa tenga éxito, sus dirigentes o empleados deben ser proactivos, pero ¿por qué se dice esto?
Los estudios dicen que la proactividad puede suponer grandes beneficios para la productividad, éxito e innovación de las compañías. Y tiene sentido.
Responde esto, ¿qué podría lograr una compañía sin trabajadores con iniciativa, creatividad, eficiencia, capacidad de decisión…? Exacto, nada.
Porque, si una compañía quiere mantener su competitividad, progresar e innovar en un mercado tan difícil, necesita de personas que busquen el cambio cuando ni la metodología ni el entorno laboral permitan conseguir los resultados.
Y necesita, sobre todo, personas que continuamente estén desarrollando proyectos o soluciones que puedan ayudar a mejorar el día a día de la compañía.
Pero eso no es todo. Necesita además personas que sean tan enérgicas, seguras, responsables, creativas e interesantes que hagan que otros deseen trabajar con ellos, o mejor aún, a trabajar como ellos.
Tres cosas que los proactivos saben. Tal como saber gestionarse en momentos de gran presión, en los cuales una decisión puede acercar o alejar más los objetivos marcados.
En pocas palabras, la compañía que realmente desee avanzar necesita abrazar la proactividad. Y más aún en los tiempos que corren.
Consejos para mejorar la proactividad en el trabajo
Bien, ahora que conoces la proactividad seguramente quieres que forme parte de tu vida, por lo que te preguntas: ¿Cómo puedo ser más proactiva/o en el trabajo? ¿Qué necesito?
No es fácil… pero con disciplina (mucha disciplina) puedes lograr una actitud más proactiva siguiendo a rajatabla estos consejos:
1. A las quejas, soluciones
¡Ay, las quejas!
Si bien presentar una queja a un compañero o a un superior parece la mejor forma de solventar una situación, no lo es. Y menos cuando no está bien fundamentada…
¿Qué tal si cambias un poco el ‘chip’? Es decir, en vez de presentar únicamente tu reclamación o queja, prueba a presentar también una propuesta para solucionarla.
Es fácil, sólo analiza la situación, identifica el o los problemas, y busca cómo puedes solucionar, o al menos, mejorar esa situación.
Así, se ahoga el problema de inmediato, se sigue adelante y, sobre todo, se evita contaminar al grupo de trabajo.
Ya sabes: menos quejas, más soluciones, ¡más pensamiento proactivo!
2. Gestiona bien tu tiempo
Si no aprendes a administrar tu tiempo nunca podrás ser eficaz.
Y si no eres eficaz, jamás podrás ser proactivo. ¿La razón? Si no sabes aprovechar el tiempo es probable que siempre sufras atrasos en las entregas, lo que termina por afectar su calidad final…
En fin, para conseguir la eficacia máxima es necesario que sepas en qué ‘gastar’ tu tiempo. Y para esto, necesitas tres cosas.
La primera de ellas es tomar en cuenta tus responsabilidades.
Porque, sabiendo cuales son, puedes trazar objetivos que permitan conocer si algo de lo que haces realmente te ayuda, o no, a cumplir con tus responsabilidades. Si una tarea es innecesaria, elimínala de tu rutina.
La segunda, es saber diferenciar entre las tareas proactivas y reactivas:
- Las tareas proactivas son aquellas que necesitas realizar para cumplir con tus funciones, responsabilidades u objetivos. Se podría decir que son las ‘tareas importantes pero no urgentes’.
- En cambio, las reactivas son todas las tareas que no tienen que ver con tus principales responsabilidades. Cuidado, son las ‘tareas urgentes pero no importantes’, actividades que te apartan de lo importante… te roban el tiempo…
Como te habrás imaginado,las tareas proactivas son a las que le debes dedicar gran parte de tu tiempo, si las completas logras resultados.
Eso no quiere decir que no debes hacer las tareas reactivas, debes… pero no en el momento.
¿Qué puede ser una tarea reactiva? Un correo electrónico. Parece inofensivo pero si llega un mail seguro respondes de inmediato. Y si llega otro, también lo respondes. Y otro, también…
Al final del día habrás respondido 50 correos, pero sorpresa, 50 veces te habrás distraído y 50 veces te apartaste de lo importante. Aquí te contamos como aumentar la concentración y productividad en el trabajo
3. Dí ‘no’ a la procrastinación
La procrastinación, o el famoso ‘hábito de retrasar actividades’, pone en peligro los plazos de entrega, creando estrés que entorpece la capacidad creativa tan necesaria para la proactividad.
¿Procrastinas a menudo? Según Harvard Business Review, puedes vencer a la procrastinación con estos simples trucos:
- Imagina la satisfacción que sentirás al finalizar la entrega que estás posponiendo.
- Menciona a tus superiores o colegas el plazo que escogiste para finalizar la entrega.
- Piensa en las consecuencias de no terminar la entrega a tiempo.
4. Haz más allá de tus roles
No serás proactivo hasta que empieces a ver más allá de las funciones primordiales de tu puesto de trabajo. Si te dedicas a recibir órdenes, cumplir con tus responsabilidades, entrega de tareas… serás un reactivo más.
¡Toma acción!
Propón mejoras en tu entorno laboral, interesate por la situación actual de tu grupo de trabajo, intenta nuevas cosas, desafíate, etc.
Y, por supuesto, trata de desarrollar actitudes que te permitan predecir los problemas o necesidades futuras. Esto no significa que te librarás de todos los problemas, pero al menos, sabrás qué decisiones tomar según el escenario.
5. Cuando estés en la oficina, dedícate de lleno al trabajo
Si trabajas con empeño todo obstáculo te parecerá más sencillo, e incluso impides que el estrés o la rutina terminen por afectarte (recuerda, el estrés afecta a la creatividad, cualidad importante en una persona proactiva).
Y cuando estés en la oficina, enfócate únicamente en tu trabajo. No dejes que los chismes de pasillo, tus redes sociales o tu colega de toda la vida, te distraigan.
6. Nunca dejes de aprender
Si dejas de aprender, te estancas.
Y se supone que estás en una compañía para dar el cien por cien día tras día y ser el mejor de tu área, ¿o no?
Para eso, nunca debes dejar pasar las nuevas capacitaciones, cursos o tendencias de tu especialidad. Mantenerte siempre al día, ayuda a mantener tu credibilidad.